Bioanglo: donde los residuos porcinos se convierten en energía y futuro
11 abril, 2025
La producción porcina cordobesa suma un nuevo capítulo: el de la energía limpia. Con tecnología alemana, inversión local y visión global, Bioanglo convierte efluentes porcinos en soluciones sustentables y rentables. Bajo el liderazgo de Marcos Torres, el proyecto vincula ganadería, innovación y mercado internacional, demostrando que el agro puede ser protagonista de la transición energética y parte de la solución al cambio climático.
En el norte de Córdoba, una planta está redefiniendo el vínculo entre producción porcina, sustentabilidad y rentabilidad. Bioanglo, el proyecto desarrollado por la Compañía Anglo Córdoba de Tierras S.A., transforma efluentes de origen vacuno y porcino en biogás, fertilizante orgánico y, desde hace poco, en una nueva oportunidad de ingreso: créditos de carbono.
“La idea surgió como respuesta a una necesidad energética concreta dentro de nuestros sistemas productivos”, explica el Ing. Agr. Marcos Torres, presidente de la firma. “Estábamos creciendo en proyectos como la granja porcina, la planta de alimentos y los sistemas de riego, y notábamos que la calidad de la energía rural no era suficiente ni estable. Había que pensar distinto”, agrega.
En lugar de tratar los residuos como un pasivo, Bioanglo decidió darles valor. El corazón del proyecto es un biodigestor de tecnología alemana que, mediante fermentación anaeróbica, convierte los efluentes en biogás, usado como combustible para generar electricidad. El subproducto, llamado digestato, se aprovecha como fertilizante orgánico para los mismos campos donde se produce el maíz que alimenta a los animales. Economía circular aplicada al pie de la letra.
Certificación internacional y salto al mercado de carbono
El punto de inflexión llegó con la certificación de Climate Action Reserve (CAR), que convirtió a Bioanglo en la primera planta de Argentina y Sudamérica habilitada para comercializar créditos de carbono en mercados internacionales como el de California.
“Al principio no pensábamos en bonos de carbono. Pero todo se dio muy rápido, y hoy estamos listados en uno de los registros más transparentes del mundo”, cuenta Torres. “Esto abre un mercado nuevo y legitima nuestra apuesta por una producción más verde.”
Aunque aclara que aún no se trata de un ingreso transformador, sí reconoce que representa una señal clave de hacia dónde va el negocio agropecuario: “Hoy no hay sobreprecio por ser sustentable, pero muy pronto va a ser un requisito para exportar.”
Residuos porcinos que suman valor
Para los productores porcinos, la experiencia de Bioanglo demuestra que es posible transformar un problema operativo en una ventaja competitiva. “Las granjas generan volúmenes importantes de residuos que necesitan ser gestionados. Esta planta permite convertirlos en energía y fertilizante, con beneficios ambientales y productivos”, remarca Torres.
Córdoba ya cuenta con normativas que permiten el aprovechamiento agronómico de los residuos pecuarios. El modelo Bioanglo va un paso más allá: no solo gestiona, sino que reutiliza e integra.
Desafíos financieros, visión a largo plazo
Montar una planta como esta no fue tarea sencilla. “Son proyectos costosos, que requieren inversión y, en lo posible, apoyo estatal. Nosotros no conseguimos financiamiento en las rondas Renovar; no hubiera sido posible”, detalla Torres y agrega “El acceso a líneas de crédito y mecanismos de incentivo resulta clave para facilitar y promover este tipo de desarrollos sustentables en el sector agropecuario”.
Bioanglo fue concebida con una arquitectura modular, lo que le permite escalar en etapas y adaptarse a nuevos sustratos. En el futuro, incluso podría producir biometano para inyectar a redes de distribución de gas.
Innovación con sello local
Aunque el equipamiento es de origen alemán, el proyecto fue desarrollado por una empresa cordobesa. La clave: adaptar tecnologías de punta al contexto agropecuario argentino, con criterios de eficiencia, seguridad y durabilidad.
El agro y la sustentabilidad del futuro
“Los bonos de carbono están cobrando relevancia. Y el agro, a diferencia de otras industrias, puede emitirlos. Eso lo convierte en un actor central de la transición energética”, señala Torres.
Bioanglo demuestra que la producción intensiva, bien gestionada, puede ser parte de la solución al cambio climático. Con visión, tecnología y decisión, la energía de los cerdos no solo alimenta al país, también puede fortalecer su competitividad productiva.